sábado, 26 de abril de 2014

Armas da Grecia Antiga




ARMAS DEFENSIVAS

κνημίς  ίδος, ἡ              greave, legging
ἀσπίς ίδος, ἡ                 shield
θώραξ ακος,               corslet
κράνος ους, τό              helmet
ζωστήρ ῆρος,              in Il. always a warrior's belt, prob. of leather                                              covered with metal plates.


ARMAS OFENSIVAS

Tipos de espada

ξίφος ους, τό                 sword
ξιφίδιον ου, τό              Dim. of ξίφος, dagger
δρέπανον ου, τό            pruning-knife, scythe, curved sword, scimitar
μαχαίρα ας,                 large knife or dirk
κοπίς δος,                  broad curved knife, used by the Thessalians
ξυήλη ης, ἡ                    whittle, curved knife, used by the Dorians

Tipos de lanza

ἔγχος ους τό                  spear, lance         
ἄκων οντος, ὁ               javelin, dart, smaller and lighter than ἔγχος
ἀκόντιον ου, τό             Dim. of ἄκων, javelin
λόγχη ης, ,                   spear-head, spear
ξυστόν οῦ, τό                 spear-shaft, spear
σάρισ(σ)α ης,               a long pike used in the Macedonian phalanx
δόρυ δόρατος, τό          shaft of a spear

τόξον ου, τό                  bow
βέλος ους, τό                 missile, esp. arrow, dart
φαρέτρα ας,                quiver for arrows

σφενδόνη ης, ἡ              sling



(Liddell-Scott-Jones Greek-English Lexicon)


segunda-feira, 21 de abril de 2014

Textos para una breve historia de Atenas




1.- LA ATENAS DEL SIGLO II (Pseudo-Dicearco, II-I a.C.)

El camino que conduce a Atenas es agradable, pues discurre entre campos cultivados durante todo el trayecto. La ciudad es seca y no posee un suministro de agua suficiente. Las calles no son más que viejos miserables pasajes, las casas son de ínfima calidad, y entre ellas destacan algunas algo mejores. Al llegar a la ciudad por primera vez, al forastero le resultará difícil creer que esta es la Atenas de la que tanto ha oído hablar. Sin embargo un poco después lo creerá pues el Odeón es el más hermoso de la tierra; el teatro, grande y admirable, es digno también de mención. El templo de Atenea, el llamado Partenón,  que está encima del teatro, es magnífico, digno de visitar y. a los que lo ven, les produce una enorme impresión. El templo de Zeus Olímpico está a medio construir pero es fácil de imaginar por su plano, y habría llegado a ser el más grande si se hubiese rematado. Hay tres gimnasios: la Academia, el Liceo y el Cinosarges, cubiertos de árboles y con abundante césped. Hay escuelas de filósofos de todas partes, fiestas de todas clases, distracciones para el espíritu, muchos lugares de descanso y espectáculos continuos.


2.- EL CRISTIANISMO LLEGA A ATENAS (Lucas, I d.C.)

Mientras Pablo los esperaba en Atenas, se consumía su espíritu viendo la ciudad llena de ídolos. Disputaba en la sinagoga con los judíos y los prosélitos, y cada día en el ágora  con los que le salían al paso. Ciertos filósofos, tanto epicúreos como estoicos, conferenciaban con él, y unos decían. ¿Qué es lo quepropala este charlatán? Otros contestaban: Parece ser predicador de divinidades extranjeras; porque anunciaba a Jesús y la resurrección. Y tomándole, le llevaron al Areópago, diciendo: ¿Podemos saber qué nueva doctrina es esa que enseñas? Pues eso es muy extraño a nuestros oídos; queremos saber qué quieres decir con esas cosas. Todos los atenienses y los forasteros allí domiciliados no se ocupan en otra cosa que en decir y oír la última novedad (…) Cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se echaron a reír, otros dijeron: Te oiremos sobre esto otra vez. Así salió Pablo de en medio de ellos. Algunos se adhirieron a él y creyeron, entre los cuales estaban Dionisio Areopagita y una mujer de nombre Damaris y otros más.

3.- LA ATENAS BIZANTINA (Sinesio de Cirene, IV-V d.C.)

La Atenas de hoy nada tiene de venerable a no ser los nombres augustos de los lugares, y como la piel de una víctima desollada queda como recuerdo del animal que fue, así desterrada la filosofía queda al viajero admirar la Academia, el Liceo y ¡por Zeus! el Pórtico de las Pinturas, que se ha quedado sin ellas. El procónsul le arrebató los cuadros en los que Polígnoto de Tasos plasmara su arte En  nuestros días el Egipto conquistado alimenta a los vástagos de Hipatia, y Atenas, antiguo hogar de los sabios, ahora te honran los tratantes en miel.

4.- LA ATENAS DE OTÓN (Z. Petsalis-Diomidis, 1963)

En la base de la roca, a los pies de la Acrópolis se entrecruzan estrechas y retorcidas cuestas. Aquí y allá hay escaleras, y unas pocas casitas y casuchas. Las casas nobles con patio, pozo y grandes árboles como moreras y álamos son escasísimas. También las iglesias son modestas, aunque sus candiles nunca se apagaron durante la noche de la esclavitud.
En esta parte habitan los que pocos turcos y anatolios que quedan en medio de ruinas, terraplenes y abundantes piedras. En el bazar –idéntico a los que pueden verse en Turquía- se ve a los tenderos sentado de piernas cruzadas fumando su tsimbuki y delante de él una calleja inundada de barro o de polvo según la época del año. Estos callejones los cubren en verano con lonas que son verdadero harapos remendados, sujetos con cuerdas de una casa a otra todo  lo ancho de la calle para proporcionar fresco y sombra en verano al tendero y a sus clientes, y en invierno contra la lluvia y el frío.
Pero más allá se han abierto nuevas calles, fuera de la ciudad vieja, más allá de la muralla que la ceñía y que los años y los hombres han destruido. Allí se han construido otras calles y casas nuevas, muchas de ellas verdaderos palacios.

5.-  OLIMPIADAS DE 1896 (E. Roidis, 1896)

No se apresuren a catalogarme entre los rumiantes si les hablo del estado de las calles de Atenas. Ni soy un camello ni un orador de discursos fúnebres para que me guste rumiar, pero he pensado que, tras los Juegos Olímpicos, los atenienses, orgullosos de la brillantez de la fiesta,  de la afluencia de tanta gente, de la presencia del rey y los príncipes, de las banderas, de la iluminación, de la música, de la victoria de Luis, se han hecho unos maníacos del deporte, sobre todo en Plaka, donde yo vivo, que se ha convertido en una especie de estadio. A diario corro el riesgo de ser derribado por candidatos a corredores de maratón o de que los lanzadores de disco me rompan la cabeza. Para que se hagan una idea del grado al que ha llegado la manía por competir basta con que les diga que cada tarde a la puesta del sol puede el paseante contemplar orgulloso, cerca del plátano de Plaka y de la Linterna de Diógenes, además de a niños y a jóvenes, también a algunas muchachonas ya mayores levantando pesos, saltando, lanzando discos y corriendo, sin miedo a mostrar el color de las ligas.

6.-  CATÁSTROFE DE ASIA MENOR (Didó Sotiríu, 1959)

Poco a poco comenzaron a brotar aquí y allá, los primeros asentamientos de refugiados. Cada griego de Asia luchaba por conseguir unos metros de tierra y se esforzaba por convertirla en una miniatura de los bienes que había dejado en Oriente. Ellos solos construían sus barracas con adobe y latas de bidones de gas. Lo primero que hacían en colocar macetas en fila y plantar pequeños árboles anémicos. Para estar más cómodos, decían. Para tener un poco de verde. Y racionaban el agua potable para regar los árboles. Encalaban las barracas en las que no cabían estiradas las piernas de toda la familia y echaban añil a la cal para que sus casas pareciesen limpias y azuladas, igual que el nuevo y límpido cielo que los cubría. De noche las mujeres bordaban los visillos para las ventanas y por el día buscaban trabajo en las fábricas y en las casas.


7.- OCUPACIÓN FASCISTA (Costas Tajtsís, 1962)

Tenían que declararnos la guerra los italianos, pensaba yo, para que las cosas se pongan mejor. Y no sólo nuestra vida fue a mejor sino que pasó a ser más verdadera y sincera que nunca e incluso tomó un cariz nunca antes visto. Cada vez que el Estado Mayor anunciaba una victoria en Albania, Atenas se vestía de azul, las calles se llenaban de gente como en tiempo de paz al término de los desfiles, la mitad de los hombres iban uniformados, con nosotros estaban los ingleses, los neozelandeses y los australianos y sus extraños sombreros. Caminabas por las calles del centro y te daba la impresión de estar en carnaval y no en guerra. Como ocurre en estos casos había muchos que se divertían y hacían cosas que nunca se hubiesen atrevido en tiempo de paz. Ya que no sabíamos si íbamos a seguir vivos por mucho tiempo, hala, a vivir que son dos días. Aquellos primeros dos o tres meses, noviembre, diciembre y enero, vivíamos y actuábamos al ritmo de las marchas militares que sin cesar transmitía la radio.


8.- EL NUEVO PIREO (K. Jatziargiris, 1948)

Hace cinco años ahora que un revés dela fortuna me tiró en aquel maldito suburbio. Hoy, felizmente para la sociedad, todas aquellas sucias y ruinosas casas han volado por los aires. Esta es exactamente la expresión. El ayuntamiento del Pireo no las tiró con apaleadoras, las hizo volar con dinamita que es más rápido. En su lugar se abren ahora hermosas calles asfaltadas con hermosos edificios a ambos lados. Paseando hoy por este barrio arreglado es imposible imaginar cómo era antes. Yo, que he vivido antes aquí, contemplo los edificios recién construidos y sin querer mi mente vuelve cinco años atrás. En esta esquina, donde ahora se alza este hermoso edificio de dos plantas, estaba la viaja corrala que me acogió en los días de mi desgracia.


9.- ATENAS LA “FEA” (María Iordanidu, 1981)

Vivimos en la época de los edificios de cemento.
Yo también vivo ahora en un edificio, en un apartamento interior de dos habitaciones en el tercer piso. Interiores les llaman ahora a los apartamentos que dan al patio de luces y no a la calle, pero tampoco el patio de luces se llama ahora así, ahora le llaman patio abierto.
En la mayoría de estos edificios que construyen uno pegado al otro es raro que haya ventanas. En general tienen puertas que dan a balcones, que rodean el edificio y recuerdan a la cubierta de un barco. Así son, cada puerta que da al balcón es una habitación estrecha como un pasillo.


10.- LA BULLICIOSA ATENAS (Menis Kumandareas, 1978)

La estación de Monastiraki estaba de bote en bote. Era la hora de salida de las oficinas y comercios, de los artesanos y de los vendedores de muebles y comercios de moda de la calle Ermú, toda clase de oficios y razas. En medio de esa marabunta era fácil perderse. (La señora Kula) se sentó en un banco de la estación, a la izquierda según se entra, para estar cerca de primer vagón y desde allí dejó vagar la mirada. Viejos edificios de Atenas, de los pocos que habían sobrevivido, muros comidos por la humedad, balcones con barandillas de hierro decoradas con dragones y cisnes y akrokérama rotas en los tejados. Era hermoso mirarlas desde lejos, pero a ella le gustaba más su casa, un tranquilo chalet de dos plantas de los de después de la guerra con jardín en Kifisiá. Los edificios de viviendas de Atenas la ahogaban y las casas viejas la aburrían. Le parecía que había escogido bien al instalarse en un lugar tranquilo y más abierto. La verdad es que cuando Atenas estallaba en festejos y manifestaciones o cuando lanzaban bombas lacrimógenas y levantaban barricadas, había algo que le molestaba en el hecho de vivir apartada y segura con los suyos.


11. SER GRIEGO (Melina Mercuri, 1973)
Ser griego es una soberbia maldición. Para un número sorprendentemente elevado de personas significa que construiste la Acrópolis, que creaste Delfos, el teatro, y que engendraste el concepto de democracia. La verdad es que eres pobre, gran parte de tu pueblo no sabe leer y los raros momentos en que saboreaste la democracia y la independencia fueron realmente borrados por la acción de los protectores extranjeros y de sus cómplices griegos.
Es irritante advertir cuán poco sabe el mundo sobre la historia de Grecia. La mayoría de las personas te hablan como si Pericles hubiese muerto anteayer y como si Esquilo aún continuase escribiendo teatro. Si de pascuas a ramos te encuentras con alguien que sabe que en 1821, después de cuatrocientos años de ocupación turca, los griegos se alzaron contra sus opresores, lo más probable es que ese alguien sea un inglés. Y sucede que lo sabe sólo porque Lord Byron vino a luchar a nuestro lado y escribió hermosos poemas sobre los griegos.